Los grandes desafíos del transporte automotor urbano

En grandes ciudades de todo el mundo, tres problemas dominan el debate sobre movilidad: la congestión vehicular, la escasez de parqueaderos y la cultura vial insuficiente. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la congestión representa pérdidas cercanas al 3,5 % del PIB en algunas regiones, debido al tiempo improductivo, el consumo adicional de combustible y el aumento de emisiones contaminantes. Wikipedia describe este fenómeno como el punto en el que la demanda de vehículos supera la capacidad de las vías, lo que genera embotellamientos prolongados y reduce la calidad de vida urbana.
En el caso de los estacionamientos, la presión crece por el aumento sostenido del parque automotor. Ciudades de América Latina y Europa enfrentan una apropiación cada vez mayor del espacio público por parte de automóviles estacionados, afectando a peatones, ciclistas y transporte público. El portal Movant, especializado en movilidad, señala que estrategias como los centros de consolidación urbana y el uso de vehículos eléctricos o de bajas emisiones para entregas pueden reducir la ocupación de espacio en zonas críticas. Un estudio reciente publicado en la plataforma académica Arxiv analiza los sistemas “park-and-ride” —que combinan estacionamiento con transporte público— y concluye que optimizan el tiempo de viaje, reducen costos y disminuyen el riesgo de no encontrar lugar para aparcar.
La cultura vial, aunque menos visible en la discusión pública, es un factor determinante. El Departamento de Transporte de Estados Unidos advierte que ninguna infraestructura es efectiva si no se acompaña de educación vial, aplicación coherente de las normas y diseño de calles seguras. El Instituto de Recursos Mundiales, a través de su iniciativa CitiEs Safer, destaca que separar físicamente vías de alta velocidad de zonas urbanas mixtas y ofrecer infraestructura segura para usuarios vulnerables disminuye de manera significativa la siniestralidad.
En el contexto latinoamericano, la organización Mapasin, dedicada al análisis de movilidad, advierte que uno de los mitos más comunes es creer que construir más carreteras resuelve el tráfico, cuando en realidad suele incrementar el uso del automóvil y empeorar la congestión. La tendencia internacional apunta a reducir la dependencia del vehículo privado, tal como exponen los debates en el foro “Tendencias 2024” del diario El País, donde se plantea la idea de “ciudades de 15 minutos” en las que los servicios básicos se encuentren a distancias caminables o en bicicleta.
Entre las medidas adoptadas en otros países, las tarifas de congestión han mostrado resultados positivos. Experiencias en Londres, Singapur y Estocolmo demuestran reducciones de entre el 10 % y el 30 % en el tráfico de zonas centrales, además de mejoras en la calidad del aire, según estudios de carácter urbano publicados por organismos especializados. En América Latina, la prensa sectorial informa sobre la implementación de horarios escalonados para el transporte de carga, así como incentivos para el uso de vehículos menos invasivos en áreas densamente pobladas.
Los planes de movilidad urbana sostenible, como se indica en informes de la Unión Europea y medios especializados, incluyen la integración de diferentes modos de transporte, la instalación de infraestructuras para la recarga de vehículos eléctricos, la peatonalización de áreas estratégicas y la promoción de la bicicleta como medio de transporte habitual. El País subraya que este tipo de políticas buscan una movilidad más equitativa y eficiente, con una redistribución del espacio urbano que priorice a los modos de transporte colectivos y no motorizados.
Foto: Conservación de espacio urbano frente al parqueo caótico; ciudades luchan por un modelo vial más organizado y sustentable.