Las motos de nieve, movilidad bajo cero
Conocidas por su nombre en inglés de snowmobile, las notos de nieve datan de 1924 cuando Carl Eliason (1899-1979) tuvo la brillante y ‘fría’ ocurrencia de instalarle esquíes y orugas a un Ford modelo T de la época. Este primer snowmobile fue creado por el mencionado emprendedor norteamericano con el único fin de poder ir a cazar y pescar en invierno.
Aunque tuvo que invertir cerca de cuatro largos años en el desarrollo de su invento, en 1927 Eliason recibió la patente del primer snowmobile bautizado por su inventor con el nombre de ‘Motor Tobbogan’.
Gracias a este ingenioso sistema, la moto, creada por Bombardier en 1928 era capaz de superar la gran limitación del Motor Tobbogan, que solo se podía mover en la nieve seca, propia del estado de Wisconsin, en donde residía Eliason y no en la abundante nieve de Quebec, Canadá, ciudad que vio nacer y crecer a Bombardier.
A propósito de los motores de 2 tiempos, es preciso indicar que aunque todavía se siguen comercializando motos de nieve con este tipo de motores de alto rendimiento, la tendencia son las plantas motrices de 4 tiempos de última generación, creadas para esta clase de aparatos capaces de soportar temperaturas extremas en el ártico.
Aunque parezca mentira, con estos motores de 4T dotados con la avanzada ingeniería presente en las motos de dos ruedas, una de nieve de último modelo puede alcanzar 190 kms/h. de velocidad final, y si es preparada para competencia, supera los 240 kilómetros horarios.
Algo que distingue a los snowmobile es su capacidad para transitar, sin necesitar camino, por todo tipo de terrenos y de manera especial por aquellos cubiertos por gruesas capas de nieve o hielo imposibles de superar para cualquier vehículo con llantas.
Por esto se usan para la recreación, rescate de personas, cuidado de bosques, mensajería, ambulancia, competencias, transporte de pasajeros, excursiones y misiones militares, entre otros usos.
Por: Álvaro Mejía G.
Especial para El País