Hidrógeno, el futuro de los combustibles

22-01-2015 | La falta de voluntad política y la alta inversión para construir los autos movidos con hidrógeno, impiden su pronta implementación.

En el año 1874, el escritor y visionario Julio Verne escribió estas proféticas palabras: “El agua será el combustible del futuro. La energía del mañana será agua disociada en hidrógeno y oxígeno mediante la electricidad. Estos elementos garantizarán el suministro energético del planeta durante un periodo de tiempo indefinido”.Estas sabias y premonitorias frases plasmadas por Verne hace ya 141 años en su libro La Isla Misteriosa, se tornaron realidad casi un siglo y medio después (hace una década aproximadamente) cuando los fabricantes de vehículos empezaron a construir autos prototipos movidos por el ecológico hidrógeno.

 

Lo primero a ponderar sobre el hidrógeno, es que es el combustible ideal desde todos los puntos de vista y especialmente en lo que tiene que ver con la protección del medio ambiente que hoy vemos alta y lamentablemente afectado por lso combustibles fósiles y el calentamiento global. 

 

No obstante lo anterior y pese a que ya ruedan por el mundo varios coches experimentales de diferentes marcas que han demostrado todas las grandes ventajas y bondades que ofrece el hidrógeno como combustible, la producción en serie de este tipo de vehículos tendrá que esperar por lo menos 10 años, en el mejor de los casos.

 

Los principales motivos para este forzado aplazamiento son el alto costo de fabricación de los coches, que hoy cuestan cerca de US$250.000 por unidad, la falta de voluntad política de países como Estados Unidos, que basan su economía en el petróleo, y la alta inversión para el almacenamiento del hidrógeno en las estaciones de servicio. 

 

Aunque hay que reconocer que el acelerado calentamiento global debido a la contaminación ha hecho que las potencias mundiales den su brazo a torcer y dediquen millones de dólares a investigar esta tecnología. 

 

Por ejemplo, antes de terminar su mandato el gobierno de Bush (EE.UU.) destinó la impresionante cifra de US$3.800 millones de dólares para acelerar la llegada del hidrógeno como fuente principal de energía.

 

Estos impedimentos son perfectamente salvables si se tienen en cuenta los grandes y numerosos beneficios que le brinda el hidrógeno a la humanidad. 

 

Entre las muchas ventajas, descuella el hecho de garantizar la calidad del aire, ya que la única emisión que saldría por el tubo de escape de los coches sería vapor de agua que enriquece la atmósfera con oxígeno, en vez de contaminarla, como ocurre con los actuales combustibles derivados del petróleo.

 

De esta manera, la implementación del hidrógeno depende, ante todo, de una decisión mundial que esperamos se tome antes de que el calentamiento global cause más tragedias y cambios climáticos irreversibles.

 

Amanecerá y veremos.

 

 

¿Por qué no arranca?

 

Esta tecnología, que ya lleva más de una década de experimentación, ha sufrido un notable retraso en su implementación por diversos motivos que, se espera, deben ser superados en menos de diez años.

 

Sin duda alguna, la principal excusa para que no haya vehículos a hidrógeno disponibles en los concesionarios es, precisamente, el de la voluntad de los distintos gobiernos del mundo y, en especial, la de los países desarrollados que tienen al petróleo como eje central de sus economías.

 

 

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