Evite el ‘cascabeleo’
El fenómeno termodinámico de preignición, conocido popularmente como ‘cascabeleo’, es una letal ‘enfermedad’ que altera el ciclo normal de funcionamiento de un motor, debido al exceso de calor generado en las cámaras de combustión por la presión atmosférica.
Debido a las leyes físicas, este sobrecalentamiento interno del motor hace encender prematuramente la mezcla aire/combustible antes de que el pistón llegue a su punto muerto superior (ciclo de compresión), en donde se encienden las bujías para dar inicio al ciclo o tiempo de explosión que impulsa el pistón hacia abajo para generar el movimiento del cigüeñal.
Este mal funcionamiento, que puede causar la ‘fundida’ del motor, si no se atiende a tiempo la señal de alta temperatura, se presenta de manera especial en los motores con relación de compresión por encima de los 9.0:1 que trabajan con gasolina corriente en terrenos ubicados por debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar.
Pero este fenómeno de preignición también puede presentarse por causas distintas a la altura del terreno o tipo de gasolina utilizada, como es la falta de sincronización del motor, por ejemplo.
Otro generador de este evitable mal son los residuos de carbón acumulados en cámaras de combustión, tren de válvulas, pistones y paredes de cilindro, que se convierten con los años en una especie de ‘bujía’ que enciende la mezcla aire/combustible antes de lo esperado.
De todas maneras y sin importar su origen, la nociva preignición convierte a los motores a gasolina en verdaderas máquinas diésel, debido a que la citada mezcla aire/combustible explota por calor y no por ignición de las bujías, como debería ser.
En este sentido, un motor afectado por el terrible mal del ‘cascabeleo’ puede ver reducida su vida útil en 2 o 3 semanas por cada hora de trabajo funcionando en esas adversas condiciones.
Por esta importante y costosa razón, los motores afectados por esta penosa ‘enfermedad’, que puede terminar en un ‘infarto de corazón’, deben ser ‘vacunados’ para evitarles el ‘dolor’ expresado en ruido y funestas consecuencias derivadas de marchar forzando la máquina.
Esta mágica ‘vacuna’, de fácil consecución en estaciones de servicio, no es otra que la gasolina extra, que se debe administrar preferiblemente en dosis completa (100% extra). Así, se garantiza la total ausencia de la molesta y costosa preignición y se obtienen de paso beneficios adicionales tan relevantes como mayor eficiencia motriz, óptimo consumo de combustible, (más kilómetros por galón) y ‘limpieza’ del motor, entre otras ventajas.
Otra opción a probar para evitar o minimizar el cascabeleo es elevar ligeramente el octanaje, mezclando los dos tipos de gasolina (50-50). Lo recomendado en este caso es ensayar con un galón de extra y uno de corriente para verificar en unos pocos kilómetros si se presenta o no el dañino ‘cascabeleo’.
Cabe aclarar que la única ventaja y diferencia entre la gasolina corriente y la extra no es otra que el mencionado valor de octanaje, que determina la resistencia a la detonación de los distintos tipos de gasolina.
En el caso de las gasolinas colombianas, la corriente tiene 87 octanos y la extra 92. Estos cinco octanos marcan la diferencia entre marchar oyendo como se arruina el motor del auto por el ‘cascabeleo’ y disfrutar de un agradable viaje, aprovechando a plenitud las condiciones de la planta motriz.
Por último, es imperativo mencionar que los ordenadores de a bordo destinados a controlar el funcionamiento de los motores modernos minimizan en gran parte el molesto sonido causado por preignición.
Sin embargo, y pese a que las leyes físicas (presión atmosférica principalmente) son contrarrestadas de forma electrónica, lo mejor para las unidades de potencia con compresión igual o superior 9.0:1 que trabajan por debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar es usar gasolina extra.
No deje que a su auto se le salte ‘la chispa’.