Averías de conducción
Por desconocimiento mecánico o por simple descuido muchos automovilistas conducen de forma inapropiada causando daños paulatinos o averias severas a los elementos mecánicos de un vehículo.
Para evitar las costosas varadas y daños generados por los malos hábitos de conducción aprendidos, generalmente, en las escuelas de conducción o por herencia, El País detalla a continuación las causas, efectos y ‘remedios’ de algunos de los malos hábitos en que incurren a diario los conductores de vehículos.
1. Calentar el motor en el garaje. Este frecuente error causa el deterioro paulatino de los rodamientos y piezas internas de la transmisión, por ejemplo, que se ven forzadas a trabajar sin alcanzar la temperatura ideal de funcionamiento para las que están diseñadas.
Solución: Caliente todas la partes móviles del auto en movimiento y a bajas revoluciones (2.000-3.000 rpm).
2. Mantener el pie sobre el pedal de embrague. Sin que el conductor lo perciba, la acción de la bomba hidráulica que facilita la labor de embragar multiplica el peso del pie y del mismo zapato.
Este peso multiplicado crea la fuerza suficiente para abrir la ‘araña’ (parte central del disco) y hacer funcionar el rodamiento (balinera) que se deben reemplazar mucho antes de lo esperado pagando una alta cifra.
Solución: Retire el pie izquierdo del clutch tan pronto haga el cambio de marcha.
3. Marchar a bajas revoluciones. Al conducir a bajas rpm (por debajo de 1.800 rpm) un motor a gasolina, que debe vencer la ley de gravedad, se ve precisado a realizar un sobre esfuerzo para impulsar las piezas móviles como son el cigüeñal, bielas y pistones, entre otras partes.
Este trabajo extra se traduce en una reducción importante de la vida útil de las piezas internas de la máquina, acumulación de partículas de carbón en el catalizador, mayor consumo de combustible y en un ‘castigo’ mucho más severo que el ‘sufrido’ por un motor trabajando en el rango de revoluciones adecuado.
Solución: Mantenga el motor (a gasolina) entre las 2.000 a 3.000 revoluciones en ciudad y aproveche todo el tacómetro (hasta antes de la línea roja) en carreteras pendientes.
4. Abusar del freno en descensos. Este pésimo hábito que es más frecuente de lo que se piensa, produce el sobrecalentamiento y consecuente evaporación del líquido de frenos que torna ‘esponjoso’ el pedal del sistema de frenos que pierde su efectividad. Además, causa la ‘cristalización’ y obligado cambio de pastillas de freno.
Solución: Utilice la caja de cambios a manera de ‘freno de motor’ y aplique el freno con la fuerza suficiente para que el disco se detenga y no siga girando, desgastando y calentando las pastillas.
5. No calibrar las llantas. Unas llantas sobre-infladas se desgastan prematuramente en su centro y las sub-infladas pierden rápidamente el caucho en sus costados obligando a un pronto recambio del tendido por el que se debe pagar una cifra de 6 dígitos.
Solución: Calibre las llantas (incluida la de repuesto) ojalá cada semana y máximo cada mes, Tenga en cuenta las presiones de inflado recomendadas por el fabricante del coche.
6. No usar el aire acondicionado. Al igual que ocurre con las neveras e inmensa mayoría de los equipos de refrigeración, los sistemas de climatización vehicular se averían más por no usarlos que por utilizarlos constantemente.
Esto se debe al mismo funcionamiento del sistema que se encarga de lubricar el sistema y mantener la presión requerida para evitar la dañina contaminación por humedad que arruina el compresor y otras costosas partes.
Solución: Haga uso del A/C de manera frecuente y recuerde que este sistema filtra la humedad, polvo y partículas nocivas presentes en el medio ambiente.
Como se puede apreciar, siguiendo estas sencillas recomendaciones usted se convertirá en un mejor conductor que verá recompensado su cambio de ‘chip’ con un significativo ahorro en dinero derivado de la prolongación de la vida útil de los sistemas y partes que se averían prematuramente por malos hábitos de conducción.